Desamparo de las personas con diagnósticos de salud mental tras quedar fuera del programa de protección internacional
El programa estatal de protección internacional tiene como objetivo acompañar en sus distintas fases a las personas solicitantes y/o beneficiarias de protección internacional a crear un vínculo con la sociedad de acogida y alcanzar autonomía e independencia. Las entidades que acogen no solo dan cobertura a las necesidades básicas sino que también trabajan todos aquellos aspectos que inciden en el itinerario de inclusión social y laboral de estas personas, como el aprendizaje del idioma, el conocimiento del entorno, los aspectos jurídicos y la atención psicológica.
En Bayt al-Thaqafa, entidad gestora del programa estatal de protección internacional como miembro de Red Acoge, hemos desarrollado un dispositivo específico de atención y acompañamiento a personas solicitantes de asilo con un diagnóstico de salud mental. Actualmente disponemos de 15 plazas y atendemos a personas con diagnósticos como esquizofrenia, autismo, trastorno por estrés postraumático, discapacidad.
Es el caso de Yassin (nombre ficticio), de 40 años, con un diagnóstico de salud mental y que tiene reconocido el 57% de discapacidad. Huyó de su país natal por amenazas y agresiones físicas y psicológicas por motivos políticos y religiosos. Al llegar a España solicitó protección internacional y entró en el programa estatal de acogida. Se le derivó a uno de nuestros pisos, donde ha recibido acompañamiento y apoyo hasta que hace unos meses le denegaron la protección internacional y quedó fuera del programa. En quince días tuvo que abandonar el alojamiento y quedó sin acceso a ningún recurso, sin ayudas económicas ni sociales.
Las contradicciones del programa estatal de acogida
No es un caso aislado. La gran mayoría de personas demandantes de asilo recibirán una resolución negativa y tendrán que abandonar el itinerario. Una situación que se ve agravada con las personas con un diagnóstico de salud mental, que quedan totalmente desamparadas y en situación de vulnerabilidad extrema. Además, la resolución llega tras todo un periplo de procesos cambiantes e inestables que generan una grave inseguridad jurídica a las personas solicitantes de protección internacional, según venimos denunciando diversas entidades desde hace años.
Por eso, desde Bayt al-Thaqafa intentamos anticiparnos a esta situación y desde que las personas beneficiarias llegan a nuestro dispositivo hacemos todo lo posible para encontrar otros recursos adecuados a sus necesidades. Además, a medida que van adquiriendo más autonomía procuramos vincularlas a Servicios Sociales. Pero actualmente los recursos a los que se les puede derivar están saturados y los dispositivos existentes no responden a las necesidades de estas personas ni tienen una perspectiva intercultural.
Mantenemos nuestro compromiso con las personas que atendemos
Actualmente Yassin tiene un trabajo que le permite asumir sus gastos de alojamiento y aunque está fuera del programa estatal de protección internacional, sigue recibiendo el apoyo y seguimiento de los y las profesionales de Bayt al-Thaqafa. Porque nuestro compromiso con las personas que atendemos es acompañarlas hasta que alcancen la plena autonomía.
Por eso, seguimos atendiendo a las personas que han quedado excluidas ofreciéndoles apoyo y cubriendo sus necesidades básicas con recursos propios de la entidad. Para desarrollar nuestro propósito colaboramos con la fundación Mambré, que ofrece viviendas a un precio asequible, adecuadas y equipadas a las personas sin hogar. Además, siempre que sea necesario intentamos mantener el seguimiento psicológico y social.
Consecuencias graves tras quedar fuera del programa
Pero en el último año están aumentado las denegaciones de las solicitudes de protección internacional a un ritmo desorbitado que hace que las entidades no podamos seguir dándoles apoyo ni ofrecerles alternativas, ya que los recursos existentes están saturados.
Por eso, nos encontramos que las personas que tienen un diagnóstico de salud mental quedan en situación de desamparo extrema y sin seguimiento psicosocial una vez fuera del programa. De hecho, las mismas circunstancias se darían con las personas que terminaran el programa con una resolución positiva, pues no tendrían seguimiento educativo ni recurso de alojamiento garantizado, aunque sí tendrían una situación administrativa regularizada.
Un contexto insostenible con graves consecuencias para estas personas, que al quedar desamparadas, tienen más riesgo a sufrir descompensaciones a nivel de salud mental y recaídas. En Bayt al-Thaqafa creemos que es necesario encontrar una solución que permita seguir manteniendo el acompañamiento a estas personas y se les garantice un recurso de alojamiento y apoyo social para evitar que queden en situaciones de máxima vulnerabilidad.
Autoras: Alba Garcia y Victoria Pont. Equipo de Comunicación - No discriminación.